La Rebanadora Ladrona
Bernard Horande
Si algo caracteriza al régimen chavista que controla a Venezuela desde hace 16 años es una constante vocación de robar. Se trata de una casta de vulgares ladrones que logró tomar el poder en nuestro país y que aspira a seguir mandando aquí por muchos años más.
Dentro de ese proyecto, que no es sino un proyecto de poder y nunca de bienestar, está el de seguir el ejemplo cubano de dominación total. Si en Cuba, sin recursos propios de gran magnitud, se pudo… ¿por qué no habría de poderse en Venezuela, que tiene un cuantioso, leal, incesante y – sobre todo – propio chorro de petróleo?
Sin embargo, frente a las próximas elecciones parlamentarias del 6 de Diciembre, el asunto se les presenta esta vez un poco más complicado a los delincuentes gobierneros.
Maduro ha botado por la ventana todo el capital político que Chávez de una u otra forma dejó. La dirigencia chavista-madurista ha venido cometiendo errores y dando palos de ciego en los ámbitos político, económico y social. El resultado: han perdido de forma notoria el favor del pueblo.
Por primera vez frente a una elección, las encuestas más creíbles están dando de forma consistente, mes tras mes, una diferencia que ronda entre los 20 y los 30 puntos de ventaja a nivel nacional para las opciones electorales opositoras. Se ve como una cuesta difícil de remontar.
Pero no imposible.
Veamos.
Estos delincuentes no saben gobernar, pero sí han demostrado saber ganar elecciones. A escasos 3 meses de las elecciones, han puesto en marcha múltiples planes dirigidos a descontar los puntos que les hacen falta. Es una operación tipo‘rebanadora’ de votos, que se despliega en varios frentes.
Primer frente: la sobrerrepresentación de los estados más despoblados del país en la Asamblea Nacional (fenómeno conocido como malapportionment en inglés) ha degenerado en que en los circuitos donde la oposición tiende a ganar se elijan menos diputados ahora, y en aquellos en los cuales el chavismo tradicionalmente triunfa se elijan más.
En resumen, los votos de la oposición ahora eligen menos diputados. Para lograr un diputado opositor se necesitan muchos más votos que para uno oficialista. Un voto en el estado Delta Amacuro (tradicionalmente oficialista) vale casi 6 veces más que un voto en el estado Miranda o en Zulia (opositores), un voto en Monagas vale casi 3 veces más que un voto en Distrito Capital o Carabobo; y un voto en Portuguesa casi 2 veces más que en un voto en los estados con mayor población, que suelen ser opositores.
Dado que esta es una elección nacional pero que se contabiliza de forma regional, los 20 o 30 puntos de ventaja nacional tienen que aterrizarse localmente, región por región y circuito por circuito, donde el que gana, sea por un 1% de diferencia o por 30% de diferencia, se lo lleva todo.
El resultado es que se van perdiendo diputados que, en condiciones normales, le corresponderían a la oposición.
Por allí ya se descuentan unos puntos.
Segundo frente: En paralelo, el régimen va buscando convencer al país que el desastre que estamos viviendo, en especial el de la escasez y el desabastecimiento, no son de su responsabilidad, sino que los culpables son otros: los contrabandistas, los bachaqueros, Colombia, los paramilitares, la empresa privada, la derecha apátrida y similares.
Buscan afianzar el concepto de guerra económica, una tesis que nunca ha logrado superar el 23% de aceptación, señalando a otros e intentando demostrar que sí tenían razón: que esta guerra económica sí es real. Su estrategia va dirigida a medianamente aumentar la aceptación de esa matriz de opinión utilizando el tema de la fuga malintencionada de alimentos por Colombia, con lo cual podrían descontar otros puntos de ventaja.
Tercer frente: los enfrentamientos con Guyana y Colombia no son casuales. No es un secreto para nadie que la tesis del enemigo externo suele aglutinar a las fuerzas de opinión internas. Por supuesto, la forma tan burda como Maduro y su equipo han manejado estos temas llevan a que la mayoría de la gente en general se dé cuenta de las verdaderas razones.
Sin embargo, el episodio de Obama y las famosas firmas hizo que el gobierno aumentara su popularidad entre 5 y 8 puntos en las encuestas, porque siempre hay unos cuantos incautos que caen por inocentes. En base a esta experiencia, la receta vuelve a aplicarse con fuerza en el tema de la frontera con Colombia y de las deportaciones, con una matriz de opinión adicional según la cual “los colombianos se han estado llevando la comida”, argumento que cala bien entre los chavistas, pero también entre algunos no chavistas. ¿Cuántos puntos en las encuestas podría darle al gobierno esta vez?
En mi artículo de la próxima semana seguiré con otros frentes de ataque que utiliza la rebanadora ladrona de votos.
II
En el artículo de la semana pasada me refería a los diferentes frentes que el régimen venezolano ha abierto en paralelo para “rebanarnos” los votos que, según las cifras de las encuestadoras más acreditadas, la oposición lleva de ventaja actualmente con respecto a la opción oficialista y continuista.
Cubiertos los 3 primeros frentes, hoy me refiero a un cuarto frente, que se ha convertido en una estrategia clave del gobierno para estas elecciones: desalentar de todas las maneras posibles el voto opositor. O dicho en otras palabras, estimular la abstención a como dé lugar.
De varias fórmulas se vale el chavismo para lograr este fin. Por ejemplo, diseminar falsedades como las de que “el voto no es secreto”, “yo, Gobierno, sé por quién vas a votar tu”, “ya tenemos todo el poder, tu voto no servirá de nada”, “somos invencibles, no hay voto que pueda con nosotros”.
Otras mentiras como una muy famosa según la cual “de las dictaduras no se sale con votos”también son utilizadas por el gobierno, con la colaboración ingenua (¿de verdad ingenua?…) de algunos venezolanos opositores que se creen más inteligentes, perspicaces y vivos, y también mejor informados que sus pares, y que se divierten regando esta especie, tanto desde Venezuela como desde sus cómodas computadoras en el exterior, contribuyendo a estimular la abstención.
La realidad es que el voto sí es secreto, que las dictaduras sí ceden ante los procesos electorales y sus consecuencias, y que una inmensa avalancha de votos hará indetenible un triunfo de la oposición. No lo digo yo, lo dicen múltiples procesos similares que cualquiera puede consultar en la historia contemporánea.
A pesar de las trampas que el chavismo pueda desplegar, si los venezolanos acudimos a votar masivamente, no hay forma que le escamoteen al pueblo venezolano su evidente deseo de cambio.
Un quinto frente se relaciona con los Estados de Excepción que desde el Poder Ejecutivo se están ordenando en diferentes partes del país. Todo proceso electoral requiere de un ambiente de paz. Pretender realizar elecciones en ambientes turbulentos nunca produce buenos resultados.
Se comenzó con el Estado de Excepción en el Estado Táchira. Ahora se continua en el Estado Zulia. Fácil es suponer que el mismo procedimiento se aplicará a otros estados fronterizos, como Apure, Barinas, Amazonas…. ¿y luego…?
De aquí a las elecciones es factible que, palmo a palmo, prácticamente todo el territorio nacional quede en Estado de Excepción. Esto es lo más parecido a terrorismo de Estado. Y la pregunta es obvia: ¿en qué condiciones, con qué confianza, con qué seguridad vota un opositor en un ambiente de terrorismo de Estado?
Sexto frente: uno de los mayores problemas que enfrenta el venezolano, solamente superado por la escasez/desabastecimiento, es la inseguridad. En un enésimo intento de “Plan de Seguridad”, el gobierno madurista se ha lanzado una nueva operación bajo el llamativo nombre de “OLP”, Operación de Liberación del Pueblo. En realidad, lo que la mayoría del pueblo quiere es liberarse de este régimen de 16 años. Sin embargo, el despliegue efectista de las OLP podría tener alguna incidencia positiva en grupos de electores del chavismo light dispuestos a creer, una vez más, que este nuevo plan de seguridad esta vez sí dará resultado.
Las Misiones, aun venidas a menos, constituyen unséptimo frente de ataque. Ellas siguen teniendo una clientela importante de venezolanos. Los Mercal, Mercalitos y Pdval, sin ser lo que eran antes, siguen haciendo operativos y distribuyendo alimentos y productos de higiene. Mucha gente depende del Estado venezolano. Mucha más de lo que muchos creen. Hay Estados en los cuales prácticamente todo el mundo depende directa o indirectamente del gobierno chavista central o de los gobiernos locales oficialistas.
La presión esta vez será como nunca: los buscarán a sus casas para llevarlos a votar, las amenazas serán intensas, intentarán “asistirles” el voto como sea. El ventajismo electoral y el populismo de las Misiones actuará de la forma más abyecta y sucia que hayamos visto los venezolanos en campaña electoral alguna.
El “blackout” informativo sobre lo que verdaderamente ocurre en Venezuela es un octavo frente de mucha importancia. Las presiones a los medios de comunicación han funcionado. Prácticamente en Venezuela no quedan medios críticos hacia el gobierno, y los pocos, como El Nacional, La Patilla y Tal Cual sufren una persecución sin límites.
La situación de la TV venezolana es clara: televisoras propiedad del Estado, televisoras compradas por personeros cercanos al gobierno y televisoras auto-silenciadas. Basta hacer un paneo por las emisoras de radio en cualquier zona de la provincia venezolana para constatar que el 90% de ellas están plegadas al régimen y que el resto sobrevive a duras penas. A la prensa escrita se le niega el papel. Desaparecen periódicos y los que sobreviven salen en ediciones de pocas páginas.
Al final del día, cientos de miles de personas en todo el país sólo tienen la oportunidad de leer y escuchar noticias e informaciones a favor del gobierno.
La próxima semana concluiré esta corta serie de artículos con los últimos ‘frentes’ que, en mi opinión, constituyen la Rebanadora Ladrona de Votos que el gobierno ha implementado como estrategia para intentar remontar la inclinada cuesta que tiene por delante que le impide vencer en las elecciones parlamentarias del 6 de Diciembre.
III
Finalizo esta corta serie de artículos referidos a las estrategias que el régimen venezolano viene desarrollando para “rebanarnos” los votos con vista a las próximas elecciones parlamentarias del 6 de Diciembre.
Ya reseñados ocho “frentes”, apunto un noveno frente que consiste en la construcción de la desesperanza entre los electores opositores. Las continuas persecuciones, juicios y sentencias a estudiantes, políticos venezolanos y partidos políticos no son una casualidad. Buscan desesperanzar a la gente, hacerles sentir que no hay nada que hacer ya.
El non plus ultra de la siembra de esa desesperanza lo constituyó la semana pasada la insólita decisión en el juicio contra Leopoldo López. Un juicio en el que, una y mil veces, se comprobó que no existían pruebas de ningún tipo que llevaran a pensar que las acusaciones en su contra podrían tener alguna razón de ser.
En la población venezolana, e incluso entre muchos chavistas, cundió un sentimiento de tristeza ante la comprobación, una vez más, de que en Venezuela no existe la separación de poderes, y que el Poder Judicial, con escasas pero honrosas excepciones, está en manos de la camarilla de delincuentes que controlan a Venezuela.
Décimo frente: el gobierno está en la búsqueda desesperada de dinero fresco en el mundo. Los economistas dicen que lo que se consiga si acaso lograría tapar una que otra gotera, por el inmenso déficit que hay. Se habla de venta o pignoración de oro. Ya hemos visto el cobro adelantado de deudas a países con descuentos, no importando el daño patrimonial a la nación.
Quien conoce acerca de la falta de escrúpulos de la clase gobiernera, puede suponer que esos recursos, los que se consigan, serán lanzados a la economía 30 o 45 días antes de las elecciones, para crear una ilusión falsa de prosperidad y solución mágica de los problemas.
Como décimo primer frente, el gobierno venezolano ya tiene listo, según informaciones que circulan, un enorme inventario de alimentos y productos que escasean para inundar las zonas fronterizas y “demostrar que el bachaqueo paramilitar” era el que se los llevaba a Colombia. Desde Puerto Cabello han sido descargadas las importaciones de Brasil, Uruguay, Panamá y Nicaragua.
Parecen tener la intención de echar el resto, endeudándose como sea. Se habla de gandolas permanentemente entrando a Fuerte Tiuna. Hemos visto la toma de galpones en varias partes del país… ¿para qué será…? Informaciones nos llegan sobre aviones cargados, entrando y saliendo de la Base Aérea Mariscal Sucre, en Boca de Río, Estado Aragua, una base que es eminentemente militar…
Como un ejemplo más, está el caso de un impresionante contrato de suministro de carnepor la astronómica cifra de $ 2,1 mil millones con la empresa brasileña JBS, propiedad de Joesley Batista, el mayor de un clan multimillonario de cinco hermanos.
¿Será que curiosamente por arte de magia aparecerán la comida, los productos de higiene y los materiales de construcción en cantidades importantes justo antes de las elecciones?
Finalmente, como décimo segundo y último frente, la banda madurista-cabellista no deja rendija abierta sin atender y también se ocupa del tarjetón electoral. Allí hemos visto que, gracias a la ilegal intervención del partido MIN, han logrado ponerse en la tarjeta llamada MIN-Unidad, y colocarla hábilmente justo al lado de la tarjeta de la Unidad, con no otro fin que el de engañar descaradamente a los electores, llevándolos a votar por una tarjeta que no es.
En pasadas elecciones, se ha comprobado que este tipo de tretas surte algún efecto y que por esa vía se logran robar – sí, ese es el término, robar – algunas decenas de miles de votos pertenecientes a la oposición.
Quizá esté dejando de lado en este modesto análisis otros frentes de ataque, pero larebanadadora ladrona de votos ha venido funcionando y seguirá con más intensidad hasta el 6 de Diciembre. Tal como anunciamos en un artículo hace semanas, ya estamos viendo cómo los Estados de Excepción se están expandiendo a otras regiones, militarizándolas y creando pánico, a la vez que logran inmovilizar el trabajo político y electoral de la oposición.
El objetivo es uno solo: descontar el porcentaje desfavorable que las encuestas le dan al chavismo y lograr la mayoría de diputados en la Asamblea Nacional para que el proyecto de dominación totalitaria de la sociedad venezolana continúe.
Por nuestro lado, la consigna es votar masivamente.
Que no se quede nadie en su casa el 6 de Diciembre.
Que no se pierda un voto. Que no se distraiga un voto.
Que no se deje de contar cada voto. Que no se deje de defender un voto.
Que la oposición en su conjunto, Mesa de Unidad y otras opciones, se acuerde para evitar la dispersión de votos.
Que no se pierda un Diputado.
Por supuesto, no pequemos de ingenuos: la partida se juega en varios tableros. En paralelo a buscar la mayoría de diputados en las elecciones, el régimen no descarta que se produzca un escenario según el cual, gracias a un evento extraordinario y explosivo provocado por ellos mismos, las elecciones del 6D pudieran suspenderse.
Lo cual no sería sino una forma distinta de robarse las elecciones.
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Categorías:Opinión
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